Hay que reconocer que en estos días, nos guste o no, estamos
viviendo algo histórico que nuestros hijos estudiarán en el colegio, el cambio
de un Rey.
El Rey Juan Carlos I, abdicó en estos días cediendo el trono
a su hijo Felipe. 39 años de reinado que dejan muchas cosas positivas y algunas
negativas. Su llegada al trono como sucesor de Franco y, su posterior cambio de
postura para que España se convirtiera en una democracia, son cosas que están
ahí, y no se pueden olvidar. También debemos recordar aquel fatídico día del 23F,
en el que un Guardia Civil intentó dar un golpe de estado y, el rey salió en
defensa de la democracia de este país. Es reconocido por todos, sean del color
que sean los partidos políticos, que el Rey Juan Carlos I, ha sido el mejor
embajador de la marca España por el
mundo. Fue el único que tuvo el valor de mandar callar a un dictador, por lo
menos para mí lo era, como Chávez, cuando éste no hacía más que interrumpir el
discurso del presidente español. Sin embargo, estos últimos años, toda esa
trayectoria, se ha visto manchada por la corrupción de un yerno y sus problemas
de salud.
El futuro es incierto con la llegada del Rey Felipe VI.
Todos dicen que está mejor preparado que su padre, habla varios idiomas y no ha
heredado los defectos de su antecesor. Todo eso está muy bien, pero ¿tendrá el
mismo apoyo por parte de las instituciones del estado, partidos políticos, la
masa social, etc. como su padre? Creo que, el paso del tiempo contestará a esta
pregunta y, el nuevo Rey tendrá mucho trabajo que hacer y obstáculos que
saltar.